El nuevo Templo trata de repensar la tradición de los espacios sacros y su participación en un mundo moderno, con un nuevo lenguaje. No se pretende prescindir de los elementos arquitectónicos del pasado, sino todo lo contrario, tratar de integrarlos en la arquitectura propuesta. La cruz, la bóveda, la plaza, la portada, el umbral de entrada, el claustro y los símbolos son los elementos compositivos con los que trabaja el nuevo proyecto, armonizados en la totalidad del conjunto, y del que todos ellos forman coherentemente la forma final del edificio.
De la misma manera, la tradición de los materiales de construcción se ha tenido en cuenta para dotar al edificio propuesto de una gran calidad constructiva, a la vez que una economía de medios, utilizando piedra, madera y forja, de una manera racional y contenida. Se pretende con ello reforzar la representación y el simbolismo, en lugar de la ostentación y la monumentalidad.
Infografías Brage Tuñón